lunes, 26 de septiembre de 2011

Y llegó el día.

Después de un sábado nublado y con algo de lluvia durante el día, el domingo amaneció soleado y con una buena temperatura.

Algo después de las 07:00 horas fui a dejar la bolsa al box correspondiente a la T-2 donde bajaríamos de la bici e iniciaríamos la carrera a pié. Después, tranquilamente, me tomé un café con leche en un bar de la zona antes de regresar al hotel a despertar al resto de la familia y acabar de organizar las cosas.

Alrededor de las 09:30 horas ya estaba en la presa de la Baells preparándome para el segmento de natación y dejando el material listo para la transición T-1. Me despedí de Marta i Aleix y empecé a intentar concentrarme en lo que me esperaba. Me encontré con un compañero con el que estuvimos charlando hasta que se dió la salida.


Natación bastante limpia con algún que otro golpe pero nada del otro mundo. Sinceramente, se me hizo más corto de lo que imaginaba, aunque aún no sabía cuanto. Mucha gente animando al salir del agua y a lo largo de toda la presa donde se realizaba la transición. Después de algún que otro "despiste", casi sin darme cuenta, me encontré pedaleando encima de la bici.


Sabía que había tres tramos de subida considerable por lo que el primero, desde la presa hasta cerca de la población de Berga, no forcé demasiado para intentar adaptar el cuerpo y conservar. Después se inició el tramo de bajada, que se volvería a repetir en la segunda vuelta, en el que me encontré muy cómodo y rápido y pude avanzar a unos cuantos ciclistas. La siguiente subida era un tramo de unos 16 km. sin un desnivel importante pero muy rompepiernas donde esta vez el avanzado fui yo. Completamos la primera vuelta y otra vez bajada donde vuelvo a adelantar a algunos participantes. Casi sin enterarme me vuelvo a encontrar en la subida anterior donde ya empiezo a notar la piernas muy cargadas y con algún amago de calambre.

Volvemos a entrar en Berga y esta vez enfilamos hacia el box donde está situada la T-2 y donde se encuentra, a poca distancia, la línea de meta. Consigo dejar la bicicleta y veo a Marta muy animada y diciéndome que iba muy bien. Buena señal.


Empiezo a correr y llevo mejor ritmo de lo que pensaba que iba a poder realizar. Aún así, noto los cuádriceps como piedras y se me están acalambrando. Me duelen pero sé que si paro y hago algún estiramiento quizás sea peor por lo que decido seguir trotando a ver como responde. La cosa mejora y poco a poco voy recorriendo metros. El circuito de carrera a pié son tres vueltas de 7 kilómetros cada una y hay muchas subidas y bajadas, cuesta encontrar un tramo llano y el peor momento es poco antes de la llegada a meta con un fuerte desnivel. La primera vuelta intento conservar, en la segunda apreto un poco más y en la tercera sobrevivo como puedo bebiéndome todo lo que me dan.


En 5 horas y 16 minutos llego a meta con una sonrisa en la cara y con Aleix de la mano, como es habitual. Al final, las semanas de preparación han servido y he conseguido completar mi primer Half.

Una experiencia única y que me ha servido para conocerme mejor. Y sé que suena a tópico pero es realmente lo que siento. Y es que esas 5 horas y cuarto a mi límite conmigo mismo me han enriquecido mucho.


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