Desde hace unos cuantos años ya,
alrededor de 20, estoy operado del archiconocido en el mundillo del
futbol y en algún otro deporte ligamento cruzado anterior de la
rodilla izquierda. En su momento el doctor que me operó me comentó
que había quedado alguna lesión irreversible que, con el tiempo,
daría guerra. Y así ha sido sobre todo este año.
A principios de este 2014, con el
objetivo puesto en el Triathlon de Vitoria en la distancia IRON, ya
noté que algo no acababa de ir bien en la rodilla, sobre todo
durante y después de las sesiones de carrera. A lo largo de la
temporada las molestias fueron aumentando pese a que intentaba
controlar lo máximo posible la carga de trabajo.
El problema se hizo real especialmente
al final de esta temporada, durante el segmento de carrera del Half de Empuriabrava y, sobre
todo, por la tarde y en días posteriores en que la rodilla se
inflamó y el dolor tardó en desaparecer.
Después fisio, reposo, poca carrera y,
al final, la confirmación hace unas semanas mediante una ECO:
principio de artrosis por degeneración del cartílago. Prescripción:
se acabó el correr y, con ello, los triatlones.
Confieso que estoy descolocado y que siento como una especie de vacío. Han
sido 5 años practicando este deporte y, pese a los momentos duros en
algunos entrenamientos y competiciones, solo me viene a la cabeza
todo lo positivo vivido: sensaciones, amistades, forma de vida,
viajes, proyectos, retos…