jueves, 8 de noviembre de 2018

Triatló Sprint Vilanova i la Geltrú

Como el tiempo últimamente había estado siendo algo movido por mi zona, esperé hasta última hora para decidir si me inscribía en el Triatló Sprint de Vilanova i la Geltrú que se tenía que celebrar el domingo 21 de octubre. Y como a mediados de semana las previsiones eran más que buenas, el miércoles anterior formalicé la inscripción, buscamos un hotelito por la zona para dormir la noche anterior y allí nos desplazamos con la familia el sábado.

Desde el triatlón de Empuriabrava del pasado mes de setiembre, tenía éste en el punto de mira por dos razones principales. La primera porqué fue el segundo triatlón con el que me inicié en este mundillo en el 2009 y tengo muy buen recuerdo. Y segundo, porqué al celebrarse en la provincia de Barcelona, se supone que el nivel es alto, por lo que era una buena oportunidad de valorar y comparar mi rendimiento.

Estas últimas semanas, las sesiones de entrenamientos no habían sido todo lo específicas que deberían para preparar en las mejores condiciones una prueba de este tipo, pero el global sí lo había realizado teniendo en mente las capacidades necesarias para este tipo de distancias y ritmos. Desde hace unos cuantos meses ya, han estado cayendo semanalmente  3 sesiones de natación, 3 de carrera, 3 de ciclismo y 2 de fuerza, algunas de ellas combinadas.
 
El domingo, que amaneció radiante, me levanté temprano, desayuné y fui a boxes a recoger dorsales y dejar la bici. Volví al apartamento tranquilamente para acabar de vestirme, recoger las cosas y regresé a boxes para dejar todo el material preparado. Estuve dudando hasta el último momento sobre correr con o sin calcetines y, finalmente, me decidí por esta última opción para ganar algo de tiempo en la transición. Neopreno colocado y paseo hasta la playa.

La salida de mi grupo (hubo tres, primera federados, la mía segunda dos minutos más tarde no federados y tercera dos minutos más tarde tri-womans) se dio con un cierto retraso de unos 15’. Contrariamente a lo habitual en mí, esos momentos y los previos me encontraba bastante tranquilo y confiado.


Señal de salida, carrerita hasta el agua y nado hasta la primera boya con bastantes golpes pero a un ritmo extrañamente cómodo, pero con sensación de ir rápido. El mar estaba perfectamente en calma y me sorprendió el hecho de que avancé más nadadores de lo habitual. Casi sin darme tiempo, dejé la última boya a mi izquierda y empecé a encarar la arena de nuevo, aprovechando el poco oleaje para dejarme llevar un poco.


Menos de 10’ más tarde de la salida estaba en la arena corriendo hacia la zona de boxes con la sensación de que este tramo de natación se me había hecho muy corto. Pensé que los 750 metros previstos debían haber sido bastantes menos, pero horas más tarde el Garmin me confirmó que no.

Primera parte de la transición relativamente rápida hasta que, a pocos metros de la línea de montaje me di cuenta de que el cinturón con el dorsal seguía en el manillar donde lo había dejado preparado. Parada obligada para colocármelo, con la pérdida de segundos que puede suponer. Novatada pagada...

El tramo de bici consta de un circuito a dos vueltas en el que al principio y al final de este se callejea por el municipio hasta una carretera recta pero con continuos repechos. Diría que es el mismo que recorrimos en el 2009. Como siempre estos dos últimos años, no tardé en empezar a adelantar y a saltar de grupo en grupo. Paso por boxes, ánimos de mi familia e inicio de la segunda vuelta. Hacia la mitad, me encontré integrado en un grupo en el que pude aprovechar algún relevo para recuperarme un poco, pero en la última parte decidí apretar un poco más el ritmo llegando casi en solitario.


Entrada en boxes para dejar la bicicleta y, después de algún pequeño problema con el cierre magnético del casco en forma de segundos perdidos, empecé la carrera a pié algo más de 41 minutos más tarde de la salida, no sin antes escuchar a Marta que las cosas iban bastante bien.

La idea era mantener el ritmo más alto posible pero pensando en ser algo conservador y manteniendo una frecuencia de pasos alta y cortos. Mirando de reojo el reloj, vi un ritmo agónico para mí de 4:00 min/km que pensé que no podría mantenerlo demasiado tiempo. Pero si había ido a competir, había que sufrir y en eso me concentré. 

El circuito de carrera también consta de dos vueltas en un recorrido agradable a la vista y prácticamente llano en el paseo marítimo con algún tramo de tierra y barro de la lluvia caída estos últimos días. Me vi avanzado por algún corredor, pero yo también avancé unos cuantos. El avituallamiento de agua estaba situado alrededor del kilómetro 4 y en la primera vuelta decidí no tomar nada para no romper el ritmo. Poco después de iniciar la segunda vuelta, tomé un gel pero, aún y así, noté como la fatiga empezaba a hacer acto de presencia. El ritmo había decaído un poco, y alargaba algo más de deseable la zancada. Igualmente, mi sensación de esfuerzo era agónica y en el reloj continuaba viendo de reojo el ritmo cercano a 4:15 min/km. Paso de nuevo por el avituallamiento y esta vez sí cogí un poco de agua para refrescarme la cabeza y tomar un poco para acabar de digerir el gel. Últimos metros enfilando la recta de llegada y paso por meta en unos increíbles pocos segundos más de 1 hora y 1 minuto, para conseguir medalla de chocolate, 4a plaza, de mi Grupo de Edad.

 
Contento no, lo siguiente en una prueba que, de haber salido en el grupo de los federados, quien sabe si hubiera tenido opciones reales de podio en mi Grupo de Edad. Este resultado y rendimiento me ha hecho plantear algunas cosas de caras la temporada siguiente en la que, casi con toda certeza, basaré mi preparación y competiciones en la corta distancia mientras la rodilla me lo permita...