viernes, 19 de octubre de 2018

Triatló Sprint Empuriabrava

Hasta el día antes de la celebración del Triatló Sprint Empuriabrava, mi motivación y determinación para dar el máximo e intentar revalidar la tercera plaza de mi Grupo de Edad del año anterior eran muy elevadas. Estaba confiado en haber realizado una buena preparación  los últimos meses, prácticamente exclusiva para esta prueba, y estaba mentalizado para sufrir desde principio a final.

Pero el sábado tuve un problema personal de los graves que me dejó muy tocado anímicamente, hasta el punto de poner muy en duda mi participación. Pero finalmente, recogí los dorsales, preparé las cosas e intenté dormir lo máximo que pude.

El domingo amaneció con un tiempo perfecto y con la família nos dirigimos hacia el lugar de celebración de la prueba. Pese a que los problemas del día anterior que no dejaban de rondarme por la cabeza, intenté centrarme y disfrutar en lo posible del momento más inmediato.

La preparación del material fué sin sobresaltos y poco antes de la hora prevista ya me encontraba en la salida a punto para nadar.

Sonó la señal y empezó el tramo de natación con, sorprendentemente, buenas sensaciones. El uso del neopreno y el hecho de nadar en el mar me favorecen y supongo que lo noté desde el principio. El tramo se desarrolló sin demasiados contratiempos, excepto por la presencia de medusas, de lo que ya estábamos avisados. Tener que estar atento me ayudó a que el tiempo pasara más rápido y menos pendiente de la fatiga, junto con el aumento de 2 a 3 sesiones semanales en la piscina. Unos 14’ después salía del agua, casi 2 minutos menos que el año anterior, y empezaba a encarar la zona de boxes.

  
Todo parecía ir sobre lo previsto, las sensaciones eran buenas y subido en la bici empezaba mi mejor segmento, el de ciclismo. Pero en una de las rotondas del inicio, aunque vi que el suelo estaba húmedo, decidí arriesgar un poco para no perder demasiada velocidad. Mala decisión, la rueda trasera donde llevo una cubierta sin dibujo que ya me ha dado más de un susto, deslizó un poco, lo justo para obligarme a enderezar la bici y tocar frenos. Mi trayectoria me dirigía directo hacia el bordillo de la rotonda pero, por suerte, justo en el momento del impacto, conseguí hacer saltar un poco con la bici, lo que  no impidió que acabara en el suelo. No me hice nada, pero calculo que perdí algo más de un minuto en volver a poner la cadena que había saltado y recentrar la rueda trasera que se había desplazado y quedaba algo frenada.


 De nuevo me encontraba pedaleando y, una vez comprobado que todo parecía estar en su sitio y que no debía lamentar nada más que el tiempo perdido, me centré en mantener la máxima velocidad posible para atrapar y adelantar triatletas. El circuito a una vuelta es llano y se desarrolla en la zona donde vivo, lo cual es simplemente perfecto para mí. Pronto me encontré tirando de un grupo de unos tres o cuatro participantes al que se sumaron algunos más a medida que íbamos atrapándolos y del que tiré la mayor parte del tiempo para intentar mantener la velocidad.

Unos 33 minutos más tarde, cerca de medio minuto más que en el 2017, me encontraba de nuevo en zona de boxes e inicié la carrera a pié. Pese a que intenté no salir demasiado fuerte, la presencia de la família, amigos y gente conocida provocó que pronto estuviera corriendo a mi límite, muy a mi límite. Sabía que mi rendimiento estaba siendo muy bueno, pero a medida que empecé a cruzarme con los participantes que tenía delante, no tardé demasiado en comprobar que este año no iba a poder volver a subir al podio.


Poco más de 21 minutos más tarde de haber empezado a correr, algo más de un minuto mejor que la edición anterior, crucé la línea de meta en 27ª posición general y 6º de mi Grupo de Edad. ¿Mejor tiempo que el año anterior? Sí, incluyendo la caída en bici .Pero como comentamos con algunos miembros del club que también estuvieron en la edición anterior, el nivel ha aumentado y las primeras plazas cada vez son más “caras”.

¿Y punto final a esta temporada? Pués todavía no lo sé, pero si el tiempo acompaña, a lo mejor el día 21 de octubre tendré material para otra historia.

martes, 9 de octubre de 2018

Triatló Olímpic de Catalunya - Banyoles

Después de Andorra parecía que iba a tenr un verano relativamente tranquilo en cuanto a competiciones, pero se ha animado y a fecha de hoy 5 de octubre he podido competir en 3 pruebas más.

La primera fue el 15 de agosto y consistió en la habitual ya Travesia de Natación de Roses. No tiene demasiada historia. Un tramo en el mar que, según la organización, debería consistir en unos 1500 metros que, finalmente, acaban siendo unos cuantos cientos más.

No tengo mucho más que explicar excepto que el nivel es muy alto, y en esta ocasión me lo tomé como una prueba de contacto con dicha distancia e intentando anticipar las sensaciones con las que me iba a encontrar pocas semanas después en el Triatló Olímpic de Catalunya que se iba a celebrar en Banyoles. Sensación de nado lento y ahogado casi desde el inicio pese a intentar mantener mi poco nivel de técnica, con un tiempo y posición final discreto, por la mitad de mi Grupo de Edad.

Pero un par de semanas después, el 1 de septiembre, ya me encontraba en la salida del Triatló que da título a esta entrada. A la habitual desgana, nervios y pensamientos negativos con los que convivo en los momentos previos al inicio de este tipo de pruebas, en esta ocasión (y supongo que en las futuras que pueda haber...) se añadía el temor sobre si la rodilla me aguantaría la distancia de la carrera. Solo una semana antes había corrido esta distancia en modo de prueba, aunque las sensaciones habían sido bastante buenas.

Dos minutos más tarde que los federados,empezamos la prueba de natación desde el agua en el lago de Banyoles y las sensaciones iniciales no fueron buenas. Supongo que entre mi bajo nivel de nado, el no llevar neopreno y que es agua dulce donde la flotabilidad es poca, me costó encontrar mi ritmo y en un par de ocasiones estuve tentado muy seriamente de abandonar. Pero poco a poco fuí desechando esta idea de mi cabeza y me centré en ir superando boyas al ritmo más alto posible pero soportable. El tramo final se me hizo algo complicado porqué un participante decidió mantenerse a mi estela y continuamente me tocaba los piés, lo que además de incomodidad, provocaba que se me hundieran. Pero pude solucionarlo desviando algo mi trayectoria.

Transición a la bici relativamente rápida y sin sorpresas, y desde el primer kilómetro me autoimpuse un ritmo altísimo, y se nota que es donde rindo mejor. Este segmento consta de dos vueltas a un circuito bastante variado con tramos llanos, subidas y bajadas en una zona donde habitualmente voy a entrenar unas cuantas veces al año y que conozco bastante. Desde el inicio no paré de adelantar triatletas y estuve continuamente saltando en solitario de grupo en grupo sin que nadie pudiera aguantarme la rueda. Muy motivado empecé la segunda vuelta algo más conservador y buscando ruedas para recuperar fuerzas y guardar energías para el tramo de carrera. Pero, aún y así, igualmente continuaba superando rivales hasta el tramo final en que pasé a formar parte de un grupo donde aproveché para tomarme cierto respiro y recuperación.

  
Segunda transición algo más lenta de lo esperado por algun problema con los calcetines y ya me encuentro iniciando la carrera a pié al límite desde el inicio y regulando en lo posible para, sinceramente, no reventar. Acabo la primera de las dos vueltas que se realizan en el tramo de carrera prácticamente llano y viendo de reojo ritmos en mi reloj por debajo de los 4:40 min/km. La segunda vuelta, intenté mantener el mismo ritmo pero la fatiga muscular empezó a hacer acto de presencia notando como la frecuencia de pasos disminuía y tendía a aumentar la longitud de la zancada. Consciente de esto e intentando ponerle remedio, llegué a la zona de boxes donde se encontraba la ansiada meta que traspasé y conseguí completar mi primer triatlón olímpico después de 5 años del último en unas fantásticas 2 horas y algo más de 21 minutos. Sencillamente, muy feliz.