lunes, 11 de noviembre de 2019

Fin de temporada

Esta temporada tenía previsto intentar escribir una vez al mes como mínimo en este blog o, al menos, publicar una entrada por cada competición en la que participara. Pero por diferentes motivos, no me ha sido posible y ahora intentaré actualizar un poco la situación.

Desde la Marxa Cicloturista Terra de Remences he participado en 4 Triatlones modalidad Sprint y nada más.

En el mes de junio estuve en el Triatló Sprint Calella de Mar que se saldó con mi primer DNF. Me lié con las vueltas del sector de ciclismo y realicé una entrada en solitario en boxes digna de un campeón. Por desgracia, el momento de gloria solo duró los pocos segundos que tardé en darme cuenta de que algo no iba bien.


Ese mismo mes, con ganas de desquitarme de Calella, participé en el Triatló Sprint de Blanes. Aquí todo fue sobre lo previsto pero, lo reconozco, esperaba conseguir una mejor posición final que la 20a de mi categoría V1M.


En agosto, aprovechando que se celebraba el Triatló Sprint Cross de Campredó, allí me planté un sábado pensando que, con un poco de suerte, quizás podría pisar podio de mi grupo de edad. Pero preparando las cosas en boxes, viendo algunos de los “personajes” que por allí había, ya me di cuenta de que iba a ser bastante difícil. Por desgracia, no me equivocaba y mi 6a plaza en la categoría me dio la razón.


En septiembre pensaba que se me iban a acumular un par o tres de competiciones pero únicamente estuve en el Triatló Sprint de Sant Pol de Mar donde acabé el 10º de mi categoría.


El Triatló Sprint d’Empuriabrava que debía celebrarse este mes se aplazó a Octubre por el mal estado del mar. Pero llegada esa fecha, por motivos laborales, no pude inscribirme, por lo que el 20 de octubre decidí dar por finalizada la temporada 2018-2019.

En reglas generales, ¿como ha ido?, ¿cual es el balance? Pues como siempre, depende... A nivel de lesiones, que son mi gran condicionante y limitante, bien. La rodilla ha respondido y, excepto problemas de gemelos y sóleos a principios de año, solo he tenido  molestias en el codo derecho y en el hombro izquierdo. Pero el hecho de poder ir controlando las cargas y, junto con alguna visita al fisio, no han ido a más.

A nivel de rendimiento, no siento que el resultado sea muy positivo. Este año, a diferencia de otros, decidí contratar los servicios de un entrenador para mejorar mis prestaciones en los triatlones sprint en los que tenía pensado participar e intentar pisar o acercarme lo máximo posible a algún podio. Mi idea era mejorar en natación, que es mi peor sector, y conseguir una carrera a pié algo más consistente asumiendo el perder algo de capacidad en bicicleta pero contando que, si conseguía salir del agua en un grupo más rápido, podría mantenerme en él.

Pero no ha ido exactamente así. Al igual que otros años, las dos primeras competiciones en las que participé fueron las dos marchas cicloturistas de abril y mayo. Creo que el entrenador enfocó la mayor parte de la preparación invernal en estas pruebas, por lo que las sesiones de natación en cantidad y calidad no fueron nada del otro mundo.

A partir de esas fechas y con los triatlones en el objetivo, las sesiones en la piscina tampoco han sido demasiado exigentes y creo que con poco margen para la mejora, como así se ha demostrado en los resultados. Raras veces en una semana he nadado más de 2 días llegando, incluso, en alguna, a una sola sesión semanal.

En la carrera a pié los ritmos casi siempre han sido altos y con bastante técnica. Ahí sí que he notado que me estaba acercando a mis tiempos de hace 4 o 5 años, época en la que conseguí mi mejor rendimiento en este sector.

Pero así y todo, he aprendido cosas y he mejorado en otras. Como todavía no tengo demasiado claro hacia donde encarar esta temporada que viene, he optado por volver a autoentrenarme, que es como siempre obtengo mis mejores resultados y como mejor puedo encontrar el equilibrio en mi vida personal.

¿Y el año que viene?, ¿triatlones sprint?, ¿vuelvo a complicarme la vida y hago algun Half quizás?

viernes, 31 de mayo de 2019

Marxa Terra de Remences

Este pasado domingo 12 de Mayo sonó el despertador bastante temprano y, con algo de pereza, lo reconozco, me vestí tranquilamente y desayuné. Lo bueno de tener la furgoneta y poder dormir en el lugar donde se celebran las pruebas, es que da tiempo de sobras para prepararlo todo e ir con calma.

Con todo a punto, unos 20 minutos antes de la hora prevista, ya me encontraba situado en la salida, relativamente cerca de las primeras plazas y preparado para lo que se avecinaba. Pese a que el día anterior había estado lloviendo bastante, hacía sol y pintaba que la temperatura iba a ser perfecta, como así fue finalmente.


Se dió la salida de la que iba a ser mi tercera participación en la Marcha Cicloturista Terra de Remences y el rápido primer tramo hasta la collada de Capsacosta fue bastante tranquilo y no me costó demasiado mantenerme cerca de las primeras plazas. En el ascenso a este primer puerto me mantuve entre los watios previstos y viendo como se alejaban los más rápidos. Esta marcha tiene la dificultad añadida para mí de que todos los participantes, tanto los de la distancia larga como la corta, tienen el mismo tipo de dorsal, por lo que es relativamente fácil pasarte de vueltas siguiendo una rueda que no toca o llevando un ritmo equivocado. Por eso me concentré en no pasarme para llegar lo más entero posible al tramo final e hidratarme y mantener una carga de CHO’s casi constante.

Coronado el punto más alto, en grupo nos dirigimos hacia Ripoll sin más preocupaciones que rodar lo más rápido posible pero sin malgastar energías.

El puerto de Canes lo encaré de nuevo a un ritmo controlado pensando  en Bracons y Cantonigrós y, finalizado este ascenso, la bajada fue bastante rápida aunque había algunos tramos húmedos por la lluvia del día anterior.

El recorrido por Olot y la Vall d’en Bas también fué en grupo y relativamente tranquilo. En el punto donde nos separamos los del recorrido corto y largo, desaparecieron una gran parte de los integrantes. Comprobé que, más o menos, había tardado lo mismo que el año anterior en el que nos vimos obligados a realizar la distancia corta, por lo que me rondó la duda de si me habría pasado de “vueltas” pese a las buenas sensaciones que aún me acompañaban.

Y empecé el ascenso al Coll de Bracons, sabiendo que todavía quedaba mucho recorrido por delante. Durante este ascenso ya no miré tanto los watios pero intenté ir ascendiendo sin forzar en exceso y superando metros. En esta ocasión y a diferencia de hace 4 años, se me hizo menos duro porqué conocía lo que me estaba encontrando y porqué la transmisión elegida era mucho más llevadera.

Todo lo que sube baja, y un rato después ya me encontraba en el lado contrario en dirección a Manlleu. El descenso es un tramo continuo de curvas donde volví a notar que la rigidez de la Tarmac te lo pone un poco más facil. De nuevo me encontré integrado en un grupo, pero en el avituallamiento de Manlleu tuve que dejar que se alejaran mientras repostaba los bidones.

Así que, después de rodar un rato en solitario, llegué a los pies del puerto de Cantonigrós, donde el esfuerzo y los kilómetros realizados ya empezaban a pasar factura en forma de calambres, aunque bastante menos que en otras ocasiones. No es un puerto exigente en cuanto a pendiente, pero más que largo, se me hace duro por el desgaste acumulado. Y por los comentarios que pude escuchar, no soy el único.

Y por fin la última bajada hasta la Vall d’en Bas, rápida, muy rápida. Curvas relativamente amplias, pocos coches, ganas de acabar y la sensación de que la llegada por fin está cerca. Último “arreón” hasta la meta 5 horitas y 38 minutos más tarde de haber empezado.


Buenas sensaciones, creo que buen rendimiento final y otra prueba superada. ¡A por la siguiente!

lunes, 6 de mayo de 2019

Marxa Rutes del Montseny

Este pasado domingo 07 de abril participé en la primera prueba prevista para esta temporada 2018-2019. Como viene siendo habitual por esta época del año, la escogida fué una marcha cicloturista, en este caso la Rutes del Montseny, cuya salida y llegada se realiza en Granollers. Hasta hace poco no la conocía demasiado, pero el calendario de futbol de Aleix me obliga a elegir aquellas que se celebran los días en que no tiene partido y, en este caso, me alegro de haber podido asistir. 

Llegamos el día anterior, sábado, algo más tarde de lo previsto y, una vez instalados, tuvimos el tiempo justo para hacer algo de “turismo” por el centro, cenar y acostarnos sabiendo que el día siguiente iba a ser intenso.

Sonó el despertador bastante pronto, a  las 05:45 horas y, pese a que la previsión del tiempo anunciaba nublado, cuando se hizo de día salió el sol aunque con bastante frío. Desayuné y me fui caminando a formalizar la inscripción y recoger el dorsal mientras la ciudad se iba poniendo en marcha lentamente. Camino de nuevo a la habitación, tuve tiempo para tomar un café con cierta tranquilidad y acabar de repasar mentalmente la estrategia prevista. Esta cierta calma se alteró momentáneamente cuando me di cuenta de que me había dejado el chip en casa, pero pude solucionarlo facilmente con la organización alquilando uno para la prueba.

A las 08:00 horas más o menos, y después de habernos avisado de que en algunos puntos del recorrido haría bastante frío, se dió la salida. Unos 190 ciclistas enfilamos por Granollers en dirección al que iba a ser el primer puerto (3a categoría) de los 3 de los que consta la ruta. Excepto algun arreón importante, casi sin darme cuenta, conseguí mantenerme entre los 25 primeros y, en ese grupo, llegué a los piés del que iba a ser el segundo puerto del día (Sant Marçal de 1a categoría).

Desde el inicio los “escaladores” fueron desapareciendo y quedé en un grupo de unos 5 ciclistas con los que recorrí uns 10 km pero más forzado de lo que quería. Consciente de que este no es mi terreno y que ese esfuerzo me pasaría factura para lo mucho que todavía quedaba, decidí levantar el pié del gas y realizar los últimos 10 km de ascenso algo más “controlado”.


Por fin llegué a la cumbre de este interminable puerto e inicié un rápido descenso. La Tarmac es mucho más rígida que mi anterior Cube y es más fácil trazar las curvas, por lo que a misma o más velocidad, voy algo más relajado que antes y me crea menos tensión y fatiga.

Recuperé alguna posición y poco después inicié el ascenso del que iba a ser el último puerto del día (Collformic de 1a categoría). Aquí ya notaba las piernas algo “cargadas”, pero me centré en mantener el ritmo más alto posible, pero que me permitiera llegar a la cumbre relativamente entero.

Poco menos de 10 km después me encontraba iniciando el descenso y encarando la que iba a ser la última parte del circuito tirando a llano y con repechos cortos, claramente más favorable a mis características. Al volver a dar pedales, los calambres aparecieron y, como sé que es algo temporal, me hidraté bien y esperé a que todo se volviera a poner en su sitio. Aproveché para echar un vistazo al GPS y en los aproximadamente 100 km que llevaba recorridos, ya había acumulado algo más de 2300 metros de desnivel.

Y así, casi sin darme cuenta, empecé a incrementar el ritmo y no tardé en ir dando alcance a otros ciclistas. Pese a que intenté formar grupo con algunos para relevarnos, pronto me encontraba de nuevo pedaleando en solitario hasta dar alcance a otros participantes.

Saltando de grupo en grupo, me fui acercando a Granollers. En los últimos kilómetros, sobretodo en algun cruce y rotonda, eché de menos alguna indicación y, por momentos, tuve la sensación de que me había perdido. Pero finalmente y sin más problemas, llegue a la zona de meta pasando por debajo del arco de llegada y finalizando mi participación en esta prueba en 4 horas 45 minutos, posición 27 de la General y 6º de mi categoría.


Una prueba muy recomendable, con solera, no masificada, con un recorrido espectacular por el Parc Natural del Montseny y con una organización totalmente volcada en el corredor. Lo tengo claro, ¡volveré!

viernes, 15 de marzo de 2019

Temporada 2018-2019

Como viene siendo habitual por estas fechas, hace ya unos meses que di por iniciada la temporada 2018-2019 con la intención de contar con los servicios de un entrenador. Prácticamente siempre me he autoentrenado y este año quería cambiar la metodología y contar con una perspectiva externa para intentar conseguir el máximo rendimiento posible.

Por eso en octubre del 2018 llegué a un acuerdo con un entrenador que tenía las condiciones que buscaba. Control de los entrenamientos con Training Peaks o Golden Cheetah, sesiones de bici por potencia y control con WKO+, cierta experiencia y licenciatura. Pero cuando ya llevaba unas cuantas semanas con él, me di cuenta que mis obligaciones familiares, laborales y demás, no casaban demasiado con su metodología y, sobre todo, con su comunicación.

Por lo que, después de finalizar con él de forma totalmente amistosa, me encontré de nuevo buscando entrenador, del cual ya dispongo desde hace cerca de un mes.

Todo va sobre lo previsto y, tal como necesito, adapta las sesiones de entrenamiento a mis horarios, por lo que en este sentido, no debo preocuparme de mucho más que de entrenar, llegar a los objetivos de cada sesión y recuperarme.

Este cambio que preveía que iba a ser el único y más importante de la temporada, se fastidió hacer un par de semanas con la rotura de nuevo del cuadro de mi bici de ruta CUBE. El mismo sitio que en el anterior, en una de las vainas traseras, pero esta vez ya se había acabado la garantía, por lo que tocaba rascarse el bolsillo antes y más de lo previsto.

Y la elegida ha sido una preciosa Tarmac que, después de unos cuantos kilómetros, noto mucho más rígida y reactiva que la Cube y que se adapta mucho mejor a mis características. Así que, aún y el contratiempo, cada vez estoy más contento con el cambio.

En cuanto a los objetivos de este año, pues la primera parte de la temporada no difiere mucho de las anteriores en que comenzaré compitiendo en pruebas relacionadas con la bici. Eso sí, las sesiones son mucho más exigentes que las de años anteriores, por lo que mi estado de forma es mejor. Además, una vez superado algun que otro problema habitual con mis gemelos, no he dejado de tocar la carrera a pié así como la natación cada semana con la mirada puesta en los triatlones de la segunda parte del ciclo.

Lo único que me preocupa ahora es si estas cargas de trabajo las podré aguantarlas todo el año, más a nivel mental que físico. Pero ya se sabe, el que algo quiere, algo le cuesta.