Este pasado domingo 15 de septiembre participé en el Sailfish
Half Triatlo de Berga, que supuso mi última participación en este
tipo de competiciones de media distancia esta temporada.
Tal como informé en la entrada anterior, ya corrí esta
prueba hace dos años, en la primera edición que se celebró en el
2011 y, pese a algún que otro cambio en el recorrido de bici y
carrera, se trataba de una excelente ocasión para comparar
resultados y sacar conclusiones, lo cual, en vez de hacerme sentir
presionado como debería haber sido lo habitual en otras ocasiones, me
mantuvo muy motivado todo el fin de semana. Pero vamos por partes…
El equipo de asistencia (Marta i Aleix) y yo aparecimos por Berga
el día anterior a la prueba, el sábado. Formalizamos la
inscripción, recogimos el material y nos dirigimos al hotel que se
encontraba a unos 10 km. de Berga, en Sant Corneli dels Cercs. Se
trata de un pequeño pueblo situado alrededor de unas antiguas minas, aunque ahora están cerradas y acogen un museo. Un lugar muy relajante,
apartado de todo y con unas habitaciones de una calidad insuperable.
Después de instalarnos y dar una vuelta por los alrededores nos
dirigimos de nuevo a Berga, pasando antes por la presa de la Baells,
donde se encontraba el control para las bicicletas y la T1, y desde
donde se iba a dar la salida de la natación al día siguiente. Una
vez validada la cabra, aproveché para dejarla en mi box y comprobar
que todo parecía estar bien.
De nuevo en Berga aprovechamos para visitar la Expo, donde habían
algunos stands, y por la Fira de l’Esport donde se
realizaban algunas actividades dirigidas sobre todo a los más
pequeños como carreras, tiro con arco, alpinismo, etc… Para acabar,
una vez ya tuve localizada la zona donde se realizaría la T-2,
hicimos un poco de turismo y volvimos
al hotel a relajarnos.
El día de la prueba me levanté pronto para desayunar y la zona apareció completamente mojada. Parece ser
que estuvo toda la noche lloviendo con intensidad hasta el punto que peligró la realización del segmento de ciclismo, aunque al final se desarrolló todo sobre lo previsto. Me dirigí de nuevo a Berga para dejar el
material de la carrera a pié en la T-2. Los que decidieron dejarlo
el día anterior se llevaron la desagradable sorpresa de
encontrarselo todo totalmente empapado...
Vuelta al hotel a recoger a la familia, dejar la habitación y
dirigirnos al Pantà de la Baells. Una vez allí, el ambiente de
competición ya estaba en el aire y, después de prepararlo
todo, enfundarme el neopreno y despedirme del equipo de apoyo, se dio la
salida de la prueba desde el agua.
Natación bastante tranquila, en cuanto a golpes se refiere, que
se realizó a una sola vuelta (mismo circuito que en la primera
edición pero en sentido contrario) e intentando mantener el ritmo
más alto posible y concienciado en la técnica y en el batido de
piernas.
Finalizado este segmento, una larguísima T1 hasta la bicicleta y,
una vez encima, preparado para pedalear. Pero
en el primer bache ví como perdía uno de los bidones, precisamente el de los geles que llevaba en
el manillar. Media vuelta para recogerlo y comprobar
que se había vaciado por completo.
A partir de que aquí, reconozco que se me alteraron un poco
los planes y se me crearon ciertas dudas, pero no se podía hacer nada y contaba con los avituallamientos de la organización para
intentar compensar, por lo que seguí adelante.
Bicicleta a un circuito de dos vueltas muy rápido y con bastantes
desniveles, aunque permitía rodar la mayor parte del tiempo
acoplado. Asfalto algo húmedo, aunque gracias al sol y al fuerte
viento en algunos puntos contribuyeron a que se fuera secando. Y en
medio un puerto de unos 12 km. que rompía el ritmo pero que permitía
subir con cierta “alegría”.
Como casi siempre en mí, buena bici perdiendo algunas posiciones
en la subida y recuperando terreno en el llano y en las bajadas.
Llegada a la T-2 en una subida en la que te podías dejar parte del
alma y empezar a correr las 3 vueltas a un circuito con muchos desniveles.
Salí algo conservador intentando regular para no quedarme sin
energías y bebiendo y tomando algún gel en cada avituallamiento para evitar los calambres, que solo estuvieron presentes los primeros 5 o 10 minutos iniciales.
Finalicé la primera vuelta comprobando que el recorrido era algo más
rápido que el de 2 años atrás y un poco menos duro, por lo que
empecé a apretar algo más.
En la última mitad de la tercera vuelta me encontré corriendo a
un ritmo mucho más alto del que me esperaba. Últimos metros con Aleix y con la
mirada fija en el cronometro situado en la meta y que marcaba un
tiempo de 4 horas
54 minutos y 32 segundos, unos 22 minutos menos de las 5 horas 16 minutos y 16 segundos empleados en la edición del 2011.
Posición final 105 de los 485 participantes que finalizaron y posición 24 de los 131 triatletas de mi categoría. Contentísimo con
el resultado, con mi rendimiento y, sobre todo, de comprobar que
las buenas y malas horas de entrenamiento han dado resultado.
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